Latinoamérica necesita nuevo enfoque de políticas de drogas

Viernes, 2 de mayo, 2008

MartinJelsmaMartin Jelsma, del del Transnational Institute (TNI), participó en la primera reunión de la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia que tuvo lugar en Rio de Janeiro el 30 de abril de 2008. Entre los destacados miembros que integran la comisión se encuentran tres ex presidentes latinoamericanos: Fernando Henrique Cardoso del Brasil, César Gaviria de Colombia y Ernesto Zedillo de México.

 

“Es hora de desarrollar una respuesta latinoamericana adecuada que se distancie de la ideología estadounidense que ha dominado la década pasada”, afirmó Martin Jelsma ante los asistentes.  “En principio es un buen momento para intentarlo porque, políticamente, en estos momentos hay más distancia con las políticas estadounidenses en una creciente parte de América Latina y con el dominio estadounidense en general.”

Martin Jelsma ha actuado como uno de los expertos técnicos de la comisión, junto con Peter Reuter, de la Universidad de Maryland, y Ruben César Fernandes, de Viva Rio.

Jelsma subrayó la experiencia positiva de Europa con la reducción de los daños y sugirió que la ONU adoptara conceptos como la reglamentación legal del consumo de cannabis para aquellos países que decidan adoptarla.

“No habrá un mundo sin drogas”, dijo  Jelsma. “La tolerancia cero se está sustituyendo con la reducción de los daños, que acerca a las personas al problema. La reducción del daño es un conjunto flexible de políticas que intenta reducir el máximo posible el daño relacionado con las drogas sobre los consumidores y la sociedad, como por ejemplo la regulación y venta de pequeñas cantidades de drogas y el intercambio de jeringuillas limpias con los usuarios.”

“La ONU rechazó el debate debido a la fuerte influencia de los Estados Unidos, que amenazaron con cortar su financiación a las Naciones Unidas”, añadió. “Incluso en países con políticas contra las drogas muy estrictas, como China, se están poniendo en marcha programas de intercambio de jeringuillas.”

Peter Reuter comentó que “hay unas 500.000 personas arrestadas por delitos relacionados con drogas en los Estados Unidos. Se trata de la misma población penitenciaria que la de toda Europa combinada por todos los delitos. Incluso así, y en contra de lo esperado, el precio de la heroína y la cocaína en el país ha caído”.

Según Peter Reuter, el mercado de las drogas no siempre está relacionado con la violencia. Ésta se debe también a problemas ya existentes en el ámbito de la seguridad pública de países con un elevado nivel de delincuencia, como el Brasil, los Estados Unidos, México y Colombia.

América Latina necesita mirar más allá de las infructuosas políticas estadounidenses contra las drogas y encontrar un nuevo enfoque para luchar contra el comercio de las drogas, que representa una creciente amenaza a la democracia de la región”, declaró el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso a Reuters

en una entrevista. “El creciente consumo de drogas en Brasil y en otros países es una razón más para lograr una mejor cooperación regional y políticas centradas en soluciones que no se limiten a la represión y el castigo.”

A pesar de los miles de millones de dólares en ayuda que los Estados Unidos destinan a los países latinoamericanos para luchar contra los cárteles de la droga, la campaña poco ha hecho para truncar los flujos de cocaína y otros estupefacientes que entran en los Estados Unidos.

Cardoso señaló que Latinoamérica podría aprender del enfoque adoptado por algunos países europeos, que pone el acento en la salud pública y el tratamiento de las adicciones: “Tienen un conjunto de diversas alternativas”. También afirmó que las actitudes públicas debían cambiar en una región donde las personas con drogodependencias y aquellas relacionadas con el comercio de las drogas suelen ser criminalizadas por la policía y los medios.

El objetivo es delinear una postura latinoamericana con respecto a las políticas de drogas frente a una reunión de las Naciones Unidas que revisará el próximo año las políticas mundiales de la última década. “Para nosotros, la cuestión es si hay una perspectiva latinoamericana distinta, no para reemplazarla (a la estadounidense), sino para  añadirla al debate en las Naciones Unidas”, declaró Cardoso.

Cardoso defendió una discusión abierta sobre las políticas de drogas, dejando claro que no respalda una plena legalización: “La legalización es un puente demasiado lejano. Estamos hablando de despenalización.”

La reunión llegó a la conclusión de que el objetivo que se marcó la ONU en la UNGASS de 1998 de erradicar el consumo y la producción de drogas en los próximos diez años había fracasado. Por el contrario, los gastos de las políticas antidrogas han aumentado y se sitúan ahora por encima de los 40.000 millones de dólares sólo en los Estados Unidos, mientras que el mercado mundial mueve en torno a los 60.000 millones de dólares.

La comisión organizará otras dos reuniones: una en septiembre, en Colombia, y otra en febrero, en México. El resultado de las reuniones se presentará en maezo de 2009 en Viena, en la reunión prevista por la ONU para discutir la evaluación de diez años de la UNGASS.

La Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia está también formada por las siguientes personalidades: Sergio Ramírez, ex vicepresidente de Nicaragua; la periodista Ana María Romero de Campero, de la Fundación Unir Bolivia; Antanas Mockus Sivickas, ex alcalde de Bogotá (Colombia); Alejandro Junco, director del diario mexicano La Reforma; Diego García Sayán, vicepresidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Perú); Enrique Santos Calderón, director de El Tiempo (Colombia); Patricia Llerena, magistrada de la Cámara del Tribunal Oral Criminal de Buenos Aires (Argentina); los escritores Mario Vargas Llosa de Perú, Paulo Coelho de Brasil, Tomás Eloy Martínez de Argentina y Enrique Krauze de México; Moisés Naím, director de la revista Foreign Policy; João Roberto Marinho, vicepresidente de Globo Media (Brasil); y Sonia Picado Sotela, ex embajadora de Costa Rica en los Estados Unidos.

La Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia  cuenta con el apoyo de Instituto Fernando Henrique Cardoso (IFHC), Open Society Institute (OSI), Plataforma Democrática y Viva Rio.

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