Gabriel Pereyra

Gabriel Pereyra

Columnista

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De la coca en la farmacia de principios del siglo XX al sicariato del siglo XXI

Más de 100 años de costumbres y usos diversos y una política de avanzada que no pudo evitar el auge del narcotráfico con todas sus lacras asociadas
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20 de febrero de 2016 a las 05:00

Las políticas en torno a las drogas son una de las confirmaciones más patentes de que el delito es una creación humana: lo que hoy está penado ayer no lo estuvo y viceversa. Solo quienes desconocen la historia y los comportamientos que en tiempo y espacio se han convertido en leyes no escritas, pueden sorprenderse y/o alarmarse tanto por las características que el narcotráfico está adquiriendo en Uruguay como por la medida del expresidente José Mujica (aún aplicada a medias) de legalizar la venta de marihuana por parte de Estado.

Un paraíso de libertad

A comienzos de siglo Uruguay era, para los consumidores de drogas, un paraíso de libertad. Son legendarios los relatos sobre el consumo de cocaína y opio (una droga hoy inexplicablemente casi inexistente en Uruguay, a pesar de que algunos de sus derivados son el boom del momento en otros países). Incluso han quedado registradas en obras de poetas, músicos y otros artistas que compraban las drogas en conventillos y entre piringundines del bajo, algo así como añejas bocas de venta. "Pobre Taita, muchas noches, bien dopado de morfina, atorraba en una esquina campaniao por un botón", cantó Gardel.

Cocaína farmacias historia
Una de las presentaciones con las legalmente se vendía la cocaína en farmacias, a principios del siglo XX
Una de las presentaciones con las legalmente se vendía la cocaína en farmacias, a principios del siglo XX

Durante el gobierno de Baltasar Brum (1919-1923) hubo intentos fallidos de prohibir su venta. Paradojalmente, en forma simultánea al inicio de ese gobierno, en Estados Unidos comenzaba una de las nefastas -una más- políticas prohibicionistas de la historia: la ley seca.

Durante la dictadura de Gabriel Terra, que comenzó en 1933 (año en que en Estados Unidos la ley seca era abolida, luego de haber contribuido al crecimiento de la mafia) en Uruguay se aprobó una ley para que el Estado monopolizara el comercio, la fabricación y venta de drogas ilegales. Hace 83 años, ciertas drogas ahora ilegales eran vendidas en farmacias. Las vueltas de la historia.

La prohibición

La primera ley que prohibió una serie de sustancias fue la 14.294 de 1974, primer año de la dictadura militar (1973-1985) y no fue sino hasta la recuperación democrática que comenzó a considerarse que el consumidor no era un delincuente. El principio es básico: ¿cómo alguien se va a presentar, o a llevar a un familiar a rehabilitarse si eso sería denunciarse o denunciarlo como delincuente? Desde entonces el consumo no está penado, iniciando así Uruguay un camino que lo pondría en un sitial internacional de avanzada en esta materia. Los países que hoy penan el consumo solo han contribuido a levantar la temperatura del infierno de las drogas.

El ejemplo más patente son los Estados Unidos, que representan un 5% de la población mundial pero tienen el 25% de los presos de todo el planeta, en su mayoría por penas vinculados al consumo de drogas.

El presidente Barack Obama reclamó una reforma judicial para terminar con esta situación.

La Policía corrupta y la otra

Un asunto aparte fueron los métodos de combate a las drogas. Durante la dictadura se usaron las detenciones de simples consumidores con fines filo políticos o de persecución social, y durante los primeros años de la recuperación democrática como una prolongación de las políticas represivas (razzias) aplicadas por la Policía.

La unidad antinarcóticos era una de las de peor fama en cuanto a su corrupción y son históricos algunos apellidos de comisarios que se enriquecieron en sus funciones.

Las cosas comenzarían a cambiar significativamente durante el segundo gobierno de Julio Sanguinetti (1995-2000) cuando puso al frente de la Policía antidrogas al inspector Roberto Rivero. El policía coloniense limpió la casa y comenzó a aplicar métodos de trabajo investigativo que eran tendencia en el mundo: grupos compartimentados, enfocados a grandes cargamentos y con uso de técnicas y tecnología, al menos la que se contaba en el país.

Rivero sería removido en medio de un escándalo por deslices en una investigación cuyas consecuencias y según sus antecedentes, el oficial –que terminó su carrera como director de la Policía Nacional- no se merecía. Pero dejó instalados métodos de investigación que provocaron al menos dos cambios en la represión del narcotráfico.

Incuatan pasta base y marihuana
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Por un lado, aunque lo que más impacta en la opinión pública son los tamaños de las requisas de marihuana y cocaína (de a 400 o 500 kilos, cantidades antes nunca vistas) los policías entienden que el festejo no es completo si solo se detiene al transportador.

En cambio, para los oficiales formados en el exterior, por ejemplo en Colombia -donde nació el concepto de cártel- una operación es exitosa si se desarticula a todo el grupo: financista, comprador en el lugar de origen, transportadores, apiladores o receptadores y vendedores en el mercado local.

Por otra parte, se comenzó a perseguir el complejo delito derivado del narco y que trasvasa la valla hacia la zona del delito de cuello blanco: el lavado del dinero obtenido por ese negocio.

Aduanas, el agujero negro

Este tipo de trabajo iniciado por Rivero permitió que Estados Unidos, a través de su oficina para la lucha antidrogas, la temida DEA (Drug Enforcement Administration), comenzara a hacer aportes, primero moderados y luego no tanto (que generalmente no tomaban estado público); al principio fue dinero, tecnología y luego, lo que para la Policía era lo más importante, información.

Por años los oficiales de la DEA solo interceptaban algunas partidas en el momento que pasaban por Uruguay y no antes porque no confiaban en otras policías regionales, como la de Argentina. Matutes millonarios pasaron por Uruguay con conocimiento de las autoridades y no fueron detenidos con el objetivo de que llegaran (bajo control de la DEA y de la Policía local) a su destino europeo o asiático y desarticular así a toda la organización.

Pero históricamente Uruguay tuvo, y aún tiene, un flanco débil en la lucha contra el narcotráfico, que en 2008 el agente de la DEA Antonhy Grecco expresó sin tapujos: dijo que en el puerto de Montevideo había corrupción y que por eso la DEA no trabajaba ni con la Aduana ni con Prefectura, dependiente esta de la Armada.

Aunque las aduanas del mundo son los organismos que más droga requisan, la Aduana uruguaya incauta alrededor del 1% de la droga que se detecta.

La pasta

En los años 80 la cocaína fue la droga de moda en el mundo y en Uruguay. Aunque el país se consideraba como un lugar de paso y como santuario de los narcotraficantes -que si ingresaban a Europa desde Montevideo eran menos sospechosos que si llegaban desde los países productores-, inevitablemente luego se lo identificó como un país de consumo.

. Un informe interno de la Brigada de Drogas describía en los 90 que el consumo de marihuana en Uruguay estaba "popularizado y generalizado".

El consumo que más inquietaba entonces era el de cocaína. Pero sobre fines de los 90, y con mucha fuerza en el entorno del año 2000, se produjo un quiebre importante en el mercado de las drogas: el ingreso de la pasta base de cocaína.

consumo cocaina
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Los académicos, que solían acusar al establishment de sostener una visión que tendía a criminalizar el consumo de drogas, tuvieron que archivar esa teoría ante la aparición de una sustancia que se relacionaba directamente con el delito.

Los consumidores de pasta base entran en una decadencia veloz y necesitan de una nueva dosis a cada momento, lo que los lleva a cometer delitos para proveerse de sustancia.

¿Por qué llegó este veneno? Sucesos tales como el llamado Plan Colombia, en el que Estados Unidos apoyó con dinero y pertrechos a ese país en el combate al narcotráfico, y las políticas internacionales de control de los precursores químicos básicos para convertir la hoja de coca en cocaína, llevaron a que los narcotraficantes se tuvieran que desprender de la droga en etapas tempranas, cuando es aún una pasta.

Así, los países productores la hacían llegar a traficantes locales; integrantes de las colonias de peruanos y bolivianos que actuaban en Argentina jugaron un papel clave ya que les vendían a los uruguayos que desde allí la traían a Uruguay.

consumidor pasta base con dosis
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A diferencia de las partidas de marihuana que provienen de la ciudad paraguaya de Pedro Juan Caballero en camiones -vía Brasil- y las de cocaína que básicamente llegan de Bolivia y en grandes partidas, la pasta base se traslada en pequeñas cantidades (30 a 40 kilos) y se apila en "aguantaderos" de barrios periféricos; a pesar de los señalamientos de que era una droga de todas las clases sociales, hizo estragos sobre todo en las clases bajas. La crisis de 2001 contribuyó a que el consumidor se volcara a una droga barata.

Mapa tráfico droga región
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La ley 19007 de noviembre de 2012 que aumentó las penas a los traficantes de pasta base por encima de los que trafican otras drogas parece desconocer que buena parte de la base social dedicada a vender esta sustancia, es frágil y compleja.

Familias enteras se dedican a la venta como forma de subsistencia, sin que por ello sean más o menos peligrosos que los grandes narcos que venden cocaína.

Feminización del delito

Mientras que cada vez más uruguayos se dedicaban a tareas que antes eran propias de ciudadanos de otras nacionalidades, como la de mulas que se tragan cápsulas llenas de droga para llevarlas en su vientre a Europa, la pasta base contribuyó a la feminización del delito de narcotráfico. Los procesamientos de mujeres por este delito se dispararon. En los seis años de 2006 a 2012, por ejemplo, la cantidad de hombres que fueron a prisión aumentó un 43% y el de mujeres un 85%. En una década, el porcentaje de reclusas creció casi un 600%.

La Policía estima que el auge económico de la última década, que permitió a los consumidores mejorar la calidad de la sustancia a la que acceden por un lado, y por otro la propia droga que redujo el universo de compradores por su poder letal, tendieron a estabilizar el consumo de la pasta base, mientras que crece el de otras drogas.

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Los héroes y la heroína

Un peligro latente es que ahora que los líderes en el tráfico de drogas regional y mundial son los mexicanos, otras sustancias peligrosas puedan llegar a las costas uruguayas.

Los colombianos solo negociaban con cocaína. Los mexicanos se perfeccionaron en la confección de la metanfetamina y lograron una mejor heroína que la que proviene del lejano sudeste asiático, por tanto más cara. Esta mejora en la calidad permite lograr el mismo efecto fumándola o inhalándola que pinchándose las venas, lo que ha contribuido a que la clase media y blanca de Estados Unidos esté regresando a consumir el llamado "caballo", que en la década de los 60 dejó un tendal de cadáveres jóvenes.

En 2014 hubo en Estados Unidos unas 47.000 muertes por consumo de drogas, más que por accidentes de tránsito.

Los casos de sobredosis de heroína se multiplicaron por cuatro en 15 años. En Uruguay apenas se han requisado un par de decenas de kilos en la última década pero el riesgo potencial de que empiece a llegar con más vigor siempre existe.

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La labor de Rivero en drogas fue heredada por el inspector Julio Guarteche, quien se mantuvo al frente de la Brigada de Drogas con la llegada del Frente Amplio al gobierno y que es hoy el director nacional de Policía. La continuidad de Guarteche es apenas un síntoma de los acuerdos no escritos entre partidos de distinto signo.

Los golpes que los liderados por Guarteche dieron a los narcos fueron costosos y algunos mafiosos empezaron a pensar en grande. Gracias a un soplón la Policía supo que un narco uruguayo instalado en Venezuela estaba organizando un atentado con bomba contra Guarteche. Otros jerarcas del Ministerio del Interior y jueces se consideraron bajo riesgo y empezaron a usar autos blindados. Como en México.

Los gobiernos colorados y el apoyo de la izquierda

Algo que parece haber pasado inadvertido ha sido la colaboración que los últimos dos gobiernos colorados tuvieron de parte del Frente Amplio y la continuidad de políticas en drogas una vez que la izquierda asumió el poder.

Durante el gobierno de Jorge Batlle la izquierda avaló, por ejemplo, las políticas de reducción del daño llevadas adelante por el entonces prosecretario de Presidencia, Leonardo Costa. Cuando se empezaron a repartir jeringuillas para que los usuarios de drogas no contrajeran enfermedades como el VIH o la hepatitis C, sectores conservadores de todos los partidos criticaron la medida.

leonardo costa
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Hoy, sin embargo, los equilibrios han cambiado y los nuevos dirigentes colorados critican las políticas antidrogas del oficialismo. Por un lado surgen las diferencias que la oposición tiene con la gestión de Eduardo Bonomi en Interior y el impacto social de fenómenos como la territorilización del narco y la acción de los sicarios. A juicio del secretario de la Junta de Drogas, Milton Romani, esta acción opositora tiene un mero fin electoral.

Los hombres que hicieron la transición

Leonardo Costa, exprosecretario de la Presidencia de Jorge Batlle, y Milton Romani, actual secretario de la Junta Nacional de Drogas, fueron dos de los jerarcas que protagonizaron la transición de los gobiernos de los partidos tradicionales a la administración del Frente Amplio en el tema drogas. Ambos reconocieron en diálogo con El Observador que hubo una política de Estado clara que, a juicio de Romani, se ha terminado porque hay quienes "usan el tema drogas para azuzar a la gente y generar zozobra. Durante muchos años en Uruguay como en el mundo entero se usó para la carrera política y la demagogia criminalista", dijo en alusión a los partidos tradicionales.

Interrogado acerca de si hay intereses electorales, Costa dijo creer que lo que no hay es tanta afinidad personal entre las personas que actúan.

Hasta ahora la política de drogas es "de las pocas cosas en la que hemos construido en términos de largo plazo. Política de Estado no es estar todos de acuerdo, sino continuar diversas líneas en temas complejos, que buscan por varios lados soluciones" agregó Romani. Agregó que en 2005 se logró una "excelente" transición con Costa, de cuya gestión se heredaron algunos programas de reducción de daños y el alerta sobre lavado de activos.

A su vez, Costa, quien también reconoció la existencia de una política de Estado, recordó que en el año 2009 el presidente Tabaré Vázquez lo convocó para elaborar un marco contra el lavado de activos.

Costa sostuvo que los gobierno de Julio Sanguinetti (1995-2000) y Batlle (2000-2005) tuvieron diferentes énfasis en el tema drogas: mientras que Sanguinetti se concentró más en el combate al tráfico, Batlle lo hizo en la reducción del daño.

No obstante, "todos los gobiernos hicieron bien los deberes" en cuanto a las exigencias de la comunidad internacional, reconoció. En su opinión, el principal problema hoy es cómo se enfoca el combate al creciente narcotráfico.

Romani recordó en tanto que en 2005 estaba instalada la "alarma social por el nuevo patrón de tráfico y consumo que implicó la pasta base". No obstante, dijo que igual de grave era que Uruguay "estaba en la mira como un paraíso al servicio del lavado internacional.

Hasta 2006 no hubo procesados nacionales por lavado. En eso también se ha logrado una política de Estado: "hay que reportar operaciones sospechosas porque el pibe chorro de una boca es un problema, pero quienes van por la suya con afán de lucro también hacen daño".

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Romani, uno de los gestores de la puesta en marcha de la legalización de la marihuana, considera que los caducos conceptos prohibicionistas generan situaciones tales como el hecho de que el 85% de la población mundial tenga dificultades para acceder a opiáceos contra el dolor.

Política "progresista" o "liberal"

Uruguay ha hecho "todos los deberes" en materia de drogas ante la comunidad internacional, según se lo transmiten representantes de diversas nacionalidades a Romani. El país combate la droga con bajos niveles de corrupción, al menos en la Brigada de Drogas, recibiendo y compartiendo información con otros países; ajustó sus legislación a los convenios internacionales; fue sacado de las listas grises por renovar su compromiso en la persecución al lavado de dinero; y tiene una de las políticas más progresistas para con el consumidor. Leonardo Costa prefirió señalar que para que se consolidara una política de Estado fue importante que dirigentes de izquierda tuvieran una visión "liberal" del asunto.

Romani Junta Nacional de Drogas
Milton Romani, actual director de la Junta Nacional de Drogas
Milton Romani, actual director de la Junta Nacional de Drogas

La bancada de ediles colorados de Montevideo presentó tiempo atrás una declaración que apunta a uno de los puntos débiles de las políticas de drogas: la rehabilitación. Los colorados sostienen que son escasos los centros de y añaden que "existen dificultades de acceso por razones territoriales y económicas. "Ser pobres y del interior son dos obstáculos extras para los adictos", dice un documento de 2015 de los ediles colorados sobre la rehabilitación. Consumidores va a haber siempre. Mientras haya demanda existirá oferta por más severa que sea la sanción en su contra (el tráfico existe y crece en lugares donde a los narcos el gobierno de turno les corta la cabeza). El único eslabón de la cadena que se rompe en algunas ocasiones es por la vía de la educación, lo que evita que la persona llegue al consumo. Pero si llega, otro eslabón débil es la rehabilitación; y si no se logra ninguno de estos objetivos, el Estado tiene la obligación moral de concederle al enfermo las formas para que ejercite su derecho a dañarse en las mejores condiciones, en lo que se denomina reducción de daños.

madres de la plaza contra pasta base
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Ahora las autoridades tienen gran expectativa sobre el impacto que tendrá la legalización de la venta de marihuana con monopolio estatal, cuya "pata" de venta en las farmacias comenzará en el segundo semestre de 2016. El jefe de Policía de Montevideo, Mario Layera, dijo en estos días que en principio esta expectativa impacta también en los mafiosos, que piensan que se abre un ambiente más permisivo, pero que con el tiempo se espera que la legalización impacte en el mercado negro ya que la marihuana que venderá el Estado es de mejor calidad que el llamado "prensado paraguayo".

Así, Uruguay dará un paso inédito pero solo en los tiempos modernos, ya que si se lo compara con el pasado se encontrará con farmacéuticos que vendían "merca" y con Gardel que le cantaba a los morfinómanos.

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¿Empeorará el panorama del narcotráfico? Uruguay vive dimensiones de este fenómeno muy diferentes a otras realidades externas, pero aún así vale la pena repasar la charla que Guarteche mantuvo con un policía colombiano al que le preguntó cómo el país caribeño había llegado a tan altos niveles de violencia. El colombiano le respondió con una pregunta: ¿Cómo es acá? Guarteche le dijo que era grave pero no tanto como en Colombia o México, ya que no había atentados aunque sí violencia entre narcos: "serio pero aún no alarmante". "Bueno", le dijo el colombiano, "así empezamos nosotros".

Las generaciones de narcos locales

En Uruguay los primeros narcos fueron contrabandistas que usaron los canales por los que se traían chocolate y electrodomésticos para ingresar otras sustancias. Los traficantes de segunda generación siguieron el proceso que, por ejemplo, los mexicanos aplicaron para desplazar a los colombianos de las principales plazas de venta en Estados Unidos. Estos narcos de segunda generación se saltearon al intermediario e hicieron sus propios contactos en Paraguay, Perú y Bolivia.

El narco de tercera generación, impulsado por la pasta base, se "lumpenizó". Muchos rapiñeros aprendieron en la cárcel los detalles del negocio de las drogas –delito que tiene menos pena que la rapiña- y montaron en barrios periféricos organizaciones en base a compra de favores y pagos a personas necesitadas o dispuestas a delinquir.

Caen sospechosos de cuatro crímenes narco
Un paraguayo recibió 14 disparos cuando conducia su camioneta. D. Battiste.
En febrero sicarios locales mataron a una pareja de paraguayos vinculados al tráfico de drogas

De allí al surgimiento del sicariato.

Por menos de tres mil pesos, según ha comprobado la Policía, estos narcos –que cuando caen presos siguen manejando el negocio desde la cárcel- utilizan mano de obra básicamente juvenil para dirimir cuentas con sus competidores.

Hoy hay varias bandas mafiosas con gran incidencia de la actividad dentro de las cárceles, que tienen atemorizados a barrios enteros. El Cerro y Casabó son dos zonas particularmente complicadas en este asunto.

Vea el listado de centros de rehabilitación que existen en Uruguay

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