El Gobierno holandés endurecerá a partir de enero de 2012 la normativa que regula los "coffeeshops", que después de décadas de haber sido un reclamo para viajar a Holanda, pasarán a ser lugares vedados para los turistas. Obligados a transformarse en clubes cerrados con un máximo de 2.000 miembros, los "coffeeshops" estarán solamente abiertos para holandeses o extranjeros residentes en Holanda, una medida que los propietarios traducen como el fin de su negocio. "Es un arma para acabar con los "coffeeshops" y si sigue adelante tendré que cerrar", reconoció Miranda de Bruin, la propietaria de uno de ellos en Rotterdam