Carta a la delegación estadounidense en Viena

Jueves, 29 de enero, 2009

Susan RiceLa delegación estadounidense en Viena sigue bloqueando toda inclusión sobre reducción de daños en la nueva declaración política que se debe aprobar en marzo de 2009 en el segmento de alto nivel del 52º período de sesiones de la Comisión de Estupefacientes (CND). Tres miembros del Congreso estadounidense han escrito una carta a la nueva embajadora estadounidense ante la ONU, Susan Rice, para solicitar que se transmitan nuevas instrucciones a la delegación.

Según los autores de la misiva –José Serrano, Henry Waxman y Barbara Lee– “la delegación estadounidense en Viena ha estado bloqueando activamente las iniciativas de algunos de nuestros más estrechos aliados –entre los que estaría la Unión Europea–para incorporar a la declaración una referencia a medidas para la reducción de los daños como el intercambio de jeringuillas”. Los autores apoyan que se presente ante el Congreso una propuesta de ley (HR 179, Ley sobre prevención de SIDA y hepatitis) para levantar la prohibición federal que pesa actualmente sobre los programas de intercambio de jeringuillas.

La cuestión es especialmente grave porque la nueva declaración política servirá para orientar las políticas internacionales sobre drogas durante la próxima década. Muchos países buscan en la ONU directrices para sus políticas nacionales sobre drogas. Un reconocimiento oficial del intercambio de jeringuillas y la reducción de daños en las estrategias de control de drogas impulsaría la adopción de medidas eficaces para la lucha contra el VIH/SIDA y otras enfermedades de transmisión sanguínea, y reduciría de forma significativa el número de muertes por sobredosis.

A pesar de que el presidente Obama ha anunciado que se va a eliminar la prohibición federal sobre el intercambio de jeringuillas, la delegación en Viena sigue obstaculizando la adopción de la reducción del daño en la declaración.

“Nos resulta difícil entender por qué la delegación estadounidense debería poner objeciones a unos términos que no obligarían a ningún país a adoptar unas políticas con las que no esté de acuerdo”, escriben los tres congresistas, que también instan a que la delegación reciba nuevas instrucciones “de las más altas instancias de la nueva administración” para “garantizar que la declaración final de la ONU refleje políticas fundamentadas en evidencias científicas que protejan la salud pública”.

Leer la carta (en inglés)


A fines de 2006, casi un tercio de todos los casos de SIDA en los Estados Unidos –más de 300.000– estaban vinculados con el consumo de drogas por vía intravenosa. Para detener esta catástrofe, el congresista estadounidense Serrano introdujo la Ley sobre prevención de SIDA y hepatitis para levantar la prohibición federal sobre el intercambio de jeringuillas. A diferencia del Gobierno federal estadounidense, muchos gobiernos locales y estatales permiten e incluso financian programas de intercambio de jeringuillas. “Ayudarlos ahorraría dinero a los contribuyentes a largo plazo”, escribió Serrano en The Washington Post. “El coste sanitario medio de un paciente con VIH se calcula en unos 618.900 dólares. Una jeringuilla limpia cuesta unos ocho céntimos por unidad.”

Haciendo frente a aquellos críticos que “sacan a relucir el trotado argumento de que los programas de intercambio de jeringuillas fomentan el consumo de drogas”, Serrano cita a Elias A. Zerhouni, el director del Instituto Nacional de Salud, que escribió al Congreso en 2004: “Una serie de estudios efectuados en los Estados Unidos han demostrado que los programas de intercambio de jeringuillas no incrementan el consumo de estupefacientes entre los participantes ni los miembros de la comunidad que los rodean, y se asocian con una reducción en la incidencia del VIH, la hepatitis B y la hepatitis C entre la población usuaria de drogas”. A pesar de las abrumadoras pruebas científicas, delegados y legisladores estadounidenses que se oponen a este tipo de programas siguen ignorando las evidencias que contradicen sus opiniones.