Hace cuatro meses, en el Senado de un país donde la guerra contra el narcotráfico ha dejado más de 250.000 muertos en poco más de una década, un empresario canadiense dedicado al negocio del cannabis dijo ante los congresistas: "Su localización en el mundo es perfecta, sus costos laborales son perfectos, su clima es perfecto (...) Dejen que las empresas privadas expandan sus negocios, que hagan lo que saben hacer". Los ojos de los grandes nombres en el negocio del cannabis están puestos en el Senado mexicano. Algunas empresas tienen cabilderos que recorren los pasillos de la Cámara alta con la esperanza de quedarse con una tajada de un negocio multimillonario.