Más de 8.000 personas perdieron la vida en Canadá a causa de sobredosis de opioides en los últimos dos años. Vancouver, en particular, se convirtió en uno de los epicentros de la epidemia de fentanilo, un opioide sintético 50 veces más potentes que la heroína. Esta ciudad de la costa Oeste, sin embargo, decidió cambiar el enfoque a este problema y enfrentarlo como una crisis de salud pública, en lugar de un problema criminal. En los últimos años, por ejemplo, los adictos pueden acceder a sitios donde inyectarse heroína bajo supervisión médica. Al inicio fue una decisión controvertida, pero luego se convirtió en el prototipo del sistema de salud pública. Los usuarios acuden aquí con las drogas que compran por la calle.