Los 40 miembros de AVE María se citan todos los jueves a las ocho en un bar del Casco Vello de Vigo. Todo el mundo lo sabe, también la policía, pero no se mete. La Asociación Viguesa para o Estudo da María, que cuenta entre sus integrantes con algunas personas de más de 60 años, esconde sus cultivos colectivos en fincas repartidas por la provincia, que van cambiando cada año para despistar a los agentes. Son para autoconsumo, y también para enfermos que acuden a ellos.