Pese a los 250 millones de euros de ganancias que generan estos establecimientos, el número de turistas de la droga ha llegado a hartar a los 120.000 habitantes del municipio. Cansados de los atascos y broncas nocturnas, las autoridades locales han decidido poner fin a la avalancha y, desde el sábado 1 de octubre, el acceso a estos bares está limitado a holandeses, belgas y alemanes.