La decisión de enviar soldados estadounidenses a Colombia con el pretexto de ayudar en la lucha contra el narcotráfico es problemática, ya sea como una faceta de la estrategia de seguridad de ambos países o en conexión con las iniciativas más amplias contra Venezuela.

El 28 de mayo, el Comando Sur de Estados Unidos (SouthCom) anunció mediante un comunicado que su Primera Brigada de Asistencia en Seguridad (SFAB, por sus siglas en inglés) apoyaría una “mayor cooperación antinarcóticos” en Colombia, sin límites en su despliegue.

El comandante de las Fuerzas Armadas de Colombia, general Luis Fernando Navarro, añadió algunos detalles sobre el destacamento. Según El Tiempo, el general anunció que los soldados de la SFAB permanecerían cuatro meses en Colombia, brindando asesoría “táctica” para “mejorar las operaciones contra el narcotráfico”.

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Los soldados prestarán apoyo en diferentes zonas en todo el territorio colombiano, donde haya alta producción de coca y tráfico de estupefacientes, entre las que se cuentan “el Bajo Cauca, el sur de Córdoba, el Catatumbo, Arauca, la costa de Nariño sobre el Pacífico, y los parques nacionales de Chiribiquete, Sierra de La Macarena, Catatumbo Barí, el Nudo de Paramillo y Sanquianga”.

Miembros de la oposición no tardaron en advertir que la medida puede ser un intento poco sutil de aumentar la presión sobre Venezuela.

El 2 de junio, el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), declaró que Estados Unidos no busca “combatir el narcotráfico; vienen a hacer una guerra regional”. Este partido político se creó tras la desmovilización de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016.

No es la primera vez que un grupo de militares norteamericanos pisa suelo colombiano. En el marco del Plan Colombia (2000–2014), financiado por Estados Unidos para combatir a grupos criminales y la insurgencia armada, soldados estadounidenses brindaron adiestramiento militar, soporte de inteligencia y apoyo táctico durante las operaciones.

Análisis de InSight Crime

El despliegue de tropas estadounidenses para apoyar la lucha contra el narcotráfico en Colombia es controvertida por dos razones, independientemente de cualquier posible nexo con Venezuela.

En primer lugar, su llegada es vista como una evidencia más de la presión de la Casa Blanca sobre el presidente de Colombia Iván Duque para que entregue resultados. Ambos gobiernos han medido el éxito de los operativos antinarcóticos en gran medida sobre la base de la erradicación de plantaciones de coca, un aspecto en el que Colombia se quedó atrás este año.

El presidente Donald Trump ha expresado públicamente su descontento con las estrategias del gobierno colombiano en la lucha antidrogas, con comentarios a la prensa como “[Duque] no ha hecho nada por nosotros”, en marzo de 2019.

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También existe la preocupación de que esas medidas de línea dura lleven inevitablemente al retorno de la aspersión aérea con el controvertido herbicida glifosato. Su uso para la erradicación de plantas de coca se suspendió desde 2015, después de que resultara asociado a problemas de salud en la población, pero Trump es un defensor declarado de ese método.

La segunda es que se dice que este despliegue militar se realizó sin la aprobación del congreso colombiano. Lidio García, presidente del senado colombiano, escribió en Twitter que la decisión de permitir el ingreso de soldados extranjeros a Colombia era un derecho constitucional del Senado.

Y aunque este despliegue no puede tomarse de manera aislada, ni el Comando Sur ni el general Navarro mencionaron a Venezuela en referencia a la intervención de la SFAB en Colombia.

No cabe duda de que esto ocurre en medio de una campaña de presión militar de la Casa Blanca contra Venezuela y el narcotráfico. En abril, el Comando Sur hizo un gran despliegue de buques de guerra naval en el Caribe, específicamente para atacar a “narcotraficantes que trabajen dentro y fuera de Venezuela”.

“El ruido mediático y el momento del anuncio indican que aunque su propósito declarado sea la lucha antinarcóticos, la intención puede ser otra”, afirmó Sergio Guzmán, director de la firma consultora Colombia Risk Analysis, en entrevista con Business Insider.

Las tropas de la SFAB están iniciando una cuarentena de dos semanas de conformidad con la respuesta de Colombia frente al coronavirus. Será crucial ver cuáles son sus movimientos cuando dejen el aislamiento, pero por el momento, no es claro cómo podrían ser una amenaza para Venezuela.