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“El cáñamo volverá a las farmacias suizas en tres años”

Una mujer extrae una flor de cánamo de una bolsita de plático.
En Suiza, el recurso al cánamo con fines terapéuticos es autorizado solamente bajo determinadas condiciones. Keystone

Decenas de miles de pacientes en Suiza recurren al cannabis para aliviar sus dolores o padecimientos. Pero la mayoría lo hacen ilegalmente. Una situación inconcebible, según Rudolf Brenneisen, uno de los principales expertos suizos en el campo del cáñamo terapéutico y promotor del retorno a las farmacias de la “planta prohibida”. Entrevista.

Suiza está considerada como un país pionero en materia de drogas. Hace veinticinco años lanzó un proyecto para la prescripción médica de la heroína y su estrategia -denominada ‘de los cuatro pilares’- es seguida por otras naciones.

Un enfoque progresista que no ha sido adoptado para el uso médico del cáñamo, sostiene Rudolf Brenneisen, presidente del Grupo de Trabajo Suizo sobre Cannabinoides en Medicina (SACM) y exconsultor del Laboratorio de Estupefacientes de las Naciones Unidas.

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swissinfo.ch: ¿Qué es para usted el cáñamo: una droga que debe prohibirse o una medicina que debe legalizarse?

Rudolf Brenneisen: El cannabis es una planta con un alto potencial terapéutico. Hay que hacer una clara distinción entre el cáñamo recreativo y el cáñamo para fines médicos, que, en mi opinión, tuvo que haber sido legalizado en Suiza desde hace mucho tiempo.

Cannabis en Suiza
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swissinfo.ch: ¿En qué condiciones o para qué enfermedades el cáñamo puede tener efectos benéficos?

R.B.: Puede reducir los espasmos musculares causados por la esclerosis múltiple, los calambres y el dolor crónico como la migraña. Algunas pruebas de laboratorio sugieren que el cannabis, y en particular el CBD [cannabidiol, uno de los principales ingredientes activos de la planta], contribuye en la lucha contra las células cancerígenas. El cáñamo también puede reducir las convulsiones causadas por la epilepsia.

swissinfo.ch: ¿Qué hay de los efectos secundarios?

R.B.: Se trata de efectos secundarios inofensivos: resequedad de la boca, un ligero aumento de la frecuencia cardíaca o una ligera sensación de mareo. Hasta ahora no se ha reportado ningún daño a los órganos internos. A título de comparación, los efectos secundarios de la aspirina pueden ser más graves. Obviamente, dependiendo de la dosis y la tasa de THC [la sustancia psicoactiva del cannabis], puede haber un efecto psicotrópico.

El cannabis es una planta con un alto potencial terapéutico, pero no es un remedio milagroso.

swissinfo.ch: Parece entonces un medicamento milagroso….

R.B.: Eso es lo que muchos pacientes afirman, pero no lo es. No es un remedio milagroso y no es un sustituto de la morfina. Luchamos contra la estigmatización del cannabis, pero también contra su glorificación.

Es correcto hablar de los efectos benéficos, pero sin ocultar los perjudiciales. En un reciente congreso internacional organizado por la SACM en Berna, se evocaron, por ejemplo, los violentos ataques de vómitos observados en algunos grandes fumadores de cáñamo, un aspecto que había sido subestimado por completo. Cabe señalar también que un consumo intensivo de cannabis en la adolescencia puede interferir con el desarrollo del cerebro.

swissinfo.ch: Sin embargo, el porro no es la forma más adecuada de consumir cáñamo con fines terapéuticos….

R.B.: Durante años nos hemos preguntado cuál es la mejor manera de introducir el medicamento al organismo. Un porro no es ciertamente lo que queremos desde el punto de vista farmacológico, aunque es una forma muy común entre los que practican la automedicación.

Tampoco está indicada la ingestión de comprimidos, ya que el hígado destruye entre el 80 y el 90% del THC. Por lo tanto, debemos encontrar alternativas. Por ejemplo, a través de la mucosa oral, la nariz o la piel. En la actualidad, el espray oral Sativex es el único medicamento a base de cáñamo aprobado en Suiza. En el extranjero se desarrollan nuevos productos basados en la nanotecnología que, a diferencia del Sativex, contienen todas las sustancias presentes en la planta. El principal desafío, sin embargo, es otro.

swissinfo.ch: ¿Cuál?

R.B.: Mucha de la información disponible sobre el cáñamo proviene de estudios realizados en un pequeño número de personas o directamente de los pacientes. Faltan pruebas clínicas a gran escala con 100 o 200 pacientes.

rudolf brenneisen
El farmacólogo Rudolf Brenneisen es uno de los principales expertos suizos en cannabis y desde hace años lucha en pro del reconocimiento de la planta como agente terapéutico. Presidente del Grupo de Trabajo Suizo sobre Cannabinoides en Medicina (SACM), es responsable de la edición de Medical Cannabis and Cannabinoids, una de las dos revistas mundiales dedicadas al cáñamo para uso médico. swissinfo.ch

swissnfo.ch: ¿Cómo es posible que no haya avances en la investigación, habida cuenta de que el cannabis es una planta conocida desde hace miles de años y muy extendida en la sociedad?

R.B.: Los estudios clínicos son muy caros. Para el Sativex se invirtieron 100 millones de euros. Debido a la estigmatización del cáñamo, las grandes empresas farmacéuticas temen comprometer su imagen, lo que me parece absurdo. El hecho de que la planta de cannabis no sea patentable también juega un papel importante. La industria está muy presente y hay mucha competencia para comercializar medicamentos a partir del cáñamo.

Quizás deberíamos alejarnos de los principios de la medicina clásica, según los cuales todo debe demostrarse, y aceptar lo que dicen los pacientes. Es significativo el caso de un niño en Estados Unidos que sufre del síndrome de Dravet y que presentaba cientos de convulsiones epilépticas por día. Un pionero canadiense del cáñamo sugirió a los padres una preparación basada en CDB puro. El niño no se ha curado, pero su estado mejoró considerablemente y hoy puede practicar deportes e ir a la escuela. El medicamento fue homologado en tiempo récord y pronto estará disponible en Suiza. Es una historia de éxito basada en la experiencia de un solo paciente.

swissinfo.ch: En Suiza hay pacientes con dolores crónicos o enfermedades graves que son tratados con cáñamo. ¿Cómo lo obtienen?

R.B.: Los que tienen suerte, tienen un médico de familia consciente del potencial del cannabis o que no está en contra del cannabis por razones morales. El médico debe obtener una autorización excepcional de la Oficina Federal de Salud Pública (OFSP). El procedimiento puede durar de 3 a 4 semanas.

El problema es que solamente un pequeño número de pacientes sigue esta vía que muchos consideran demasiado complicada. La mayoría opta por la automedicación, es decir, cultivan cáñamo en casa o se abastecen ilegalmente en la calle. Esto es inconcebible.

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swissinfo.ch: Suiza es reconocida internacionalmente por su papel pionero en materia de política de drogas. Baste pensar en la distribución controlada de heroína. ¿Por qué no sucede lo mismo con el cáñamo terapéutico?

R.B.: En la década de 1990, el problema de la toxicomanía era motivo de preocupación para todos. En las cercanías del Palacio Federal de Berna [sede del Gobierno y el Parlamento suizos] y en el centro de Zúrich había personas que se drogaban en áreas públicas. La presión de la política y de la población era enorme: había que hacer algo.

Una presión que no hay en el caso del cáñamo. En Suiza no hay fumadores en las calles y la presión de los pacientes es aún demasiado baja. Pero es solamente una cuestión de tiempo. La población y gran parte del mundo político están a favor del cáñamo terapéutico.

swissinfo.ch: La Asociación de Farmacéuticos de Zúrich desea ofrecer cannabis en las farmacias, incluido el cáñamo para uso recreativo. ¿Es ese el camino a seguir?

R.B.: Como dice Ruth Dreifuss [exministra de Salud de Suiza y miembro de la Comisión Mundial para Políticas de las Drogas de la ONU], todo lo que sucede en la calle es peor que una distribución controlada. Pero como ya he dicho, hay que hacer una clara distinción.

El cáñamo terapéutico debe volver a las farmacias y ser gestionado por personal competente. No deben ser vendidas las inflorescencias enteras, cuya composición puede variar incluso en la misma planta, sino soluciones magistrales y homogeneizadas. Como cualquier otro medicamento, el cáñamo también debe ser de calidad. No debería venderse en absoluto en quioscos o tiendas de cáñamo, como ocurre hoy en día con el considerado cáñamo light.

Las actividades recreativas, por otra parte, entran en el ámbito de un club en el que existe un límite de edad, un sistema de afiliación y un control de calidad.

¿Qué dice la ley?

El cultivo, el consumo y el comercio de cannabis con un contenido de THC superior al 1% están prohibidos en Suiza (el umbral es del 0,2% en la Unión Europea). La nueva Ley Federal de EstupefacientesEnlace externo, en vigor desde 2011, prevé un uso controlado de cannabis con fines médicos. Esto requiere una autorización excepcional de la Oficina Federal de Salud Pública (OFSP).

Sin embargo, este procedimiento retrasa el inicio del tratamiento y representa “un obstáculo para el acceso al tratamiento”, dice el Gobierno suizoEnlace externo, que quiere facilitar el empleo del cáñamo con fines médicos para pacientes que lo necesitan. Un proyecto preliminar en ese sentido será presentado el próximo verano.

Según estimaciones de la OFSP, entre 66 000 y 111 000 personas en Suiza consumen cáñamo con fines terapéuticos. De éstos, solamente unos pocos miles tienen autorización.

swissinfo.ch: Diversos países han legalizado el uso médico del cáñamo. ¿En qué modelo podría inspirarse Suiza?

R.B.: No creo que podamos tomar el modelo estadounidense tal como es, en el que solamente se necesitan 21 años para comprar cáñamo, independientemente de su uso. El sistema alemán, que permite a los pacientes comprar cáñamo en una farmacia con receta médica, me parece una buena idea. Estoy seguro de que así será en Suiza dentro de tres años.

Lo ideal sería que el cáñamo se produjera en Suiza, sobre todo para evitar los problemas del transporte transfronterizo. Para promover y coordinar la investigación, sería útil crear un instituto del cáñamo, como el que existe en los Países Bajos.

Un antiguo colega con el que trabajé en la ONU, responsable de la división de narcóticos, me dijo que Suiza debería mantener un papel pionero, como lo hizo con la heroína. Me digo a mí mismo: ¿por qué no?

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Traducido del italiano por Marcela Águila Rubín

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