¿Se han vuelto más responsables los consumidores de droga en Bogotá?

El Ministerio de Salud indica que han bajado las intoxicaciones por consumo de drogas en la ciudad. Una ONG que trabaja en este campo considera que los consumidores han adquirido hábitos más sanos. Un investigador acepta esa posibilidad, aunque advierte que puede haber un subregistro.

Carlos Hernández Osorio
24 de octubre de 2016 - 02:00 a. m.
Parte del trabajo del programa "Échele cabeza cuando se dé en la cabeza" es analizar muestras de droga para informar a los consumidores. Foto: Cortesía ATS
Parte del trabajo del programa "Échele cabeza cuando se dé en la cabeza" es analizar muestras de droga para informar a los consumidores. Foto: Cortesía ATS

El consumo de drogas ilícitas (marihuana, cocaína, bazuco, éxtasis y heroína) ha aumentado en Colombia, incluido Bogotá. Así lo constató el más reciente Estudio nacional de sustancias psicoactivas, realizado en 2013. Eso implica que aumenta la probabilidad de que más gente demande servicios de atención en salud por algún exceso, pero, al menos en Bogotá, las estadísticas muestran un comportamiento distinto.

Desde 2011, por ejemplo, se ha presentado una disminución sostenida de las intoxicaciones por consumo de heroína. Ese año, de acuerdo con el Ministerio de Salud, fueron 82, mientras que en 2015 fueron 34. En ese mismo período bajaron los casos por consumo de estimulantes (éxtasis, anfetaminas, etc.). Entre 2013 y 2015 también disminuyeron los eventos de este tipo por uso de solventes y de cocaína (ver gráfico al final del artículo).

El llamado de atención sobre este fenómeno lo hace la corporación Acción Técnica Social (ATS), organización financiada por Open Society y que trabaja, entre otros, para el Ministerio de Justicia. En Bogotá desarrolla la estrategia “Échele cabeza cuando se dé en la cabeza”, para brindar información sobre drogas y promover un consumo responsable.

Julián Quintero, investigador de ATS, cuenta que en 2015 empezaron a percibir un cambio en el comportamiento de los consumidores y en los reportes de los organizadores de fiestas sobre descenso en las intoxicaciones, riñas y lesiones personales. Esto último es importante para ellos, porque sus acciones apuntan a la reducción de la intoxicación y las crisis derivadas del consumo de drogas en espacios como rumbas. Por ejemplo, en Rock al Parque, Hip Hop al Parque y Estéreo Picnic ubican un estante (con el apoyo de los organizadores) a pocos metros de la entrada y ofrecen la opción de evaluar sustancias y brindar información a quienes lo deseen. Tras seis años de trabajo (nacieron en 2010), le solicitaron al Ministerio de Salud el reporte de ingresos por intoxicación de drogas al sistema de salud de Bogotá desde 2009. Las cifras mostraron lo ya descrito.

ATS sostiene que su trabajo ha sido esencial para lograr esos resultados y para ello no solo resalta su presencia en fiestas, sino el suministro, desde 2014, de jeringas a heroinómanos como parte del programa “Cambie”, que propende por la reducción del daño, tiene más de 200 usuarios inscritos y atiende entre 40 y 60 personas diarias. Ese proyecto, además, “ha registrado la deshabituación del consumo de heroína a 18 personas”, lo que consideran un logro a pesar de que no tienen como objetivo principal la abstinencia, dice un reciente informe de ATS.

Quintero, el investigador de esa organización, agrega que, de todas formas, están abiertos a escuchar otras interpretaciones sobre la reducción de intoxicaciones. Para ello, este diario consultó a la Secretaría de Salud desde el jueves pasado. Aunque en la oficina de prensa manifestaron que los encargados del tema estaban analizando las cifras, pues las desconocían, hasta ayer no había respuesta. Ese despacho, hay que recordarlo, contó hasta el año pasado con los servicios de ATS en eventos como algunos festivales al parque, algo que se suspendió con el cambio de administración. Por eso este año solo han asistido a eventos privados.

El médico toxicólogo Jairo Téllez, director del grupo de investigación de sustancias psicoactivas de la Universidad Nacional, opina, por su parte, que no puede descartarse que acciones de organizaciones independientes incidan positivamente sobre este fenómeno. Pidió tener en cuenta, sin embargo, otras aristas. Por ejemplo, aunque las cifras del Minsalud son un indicador, se debe tener presente que puede haber un subregistro. Es decir, es posible que, por diversos motivos, una cantidad representativa de personas afectadas por intoxicaciones o sobredosis producto del abuso de drogas no acuda al sistema de salud, sobre todo si habitan en ollas.

Explica, por último, que esos eventos, que requieren atención clínica, son producto de los efectos agudos de las drogas, pero también hay que analizar qué ocurre con los efectos crónicos: aquellos que no ponen en riesgo la vida, pero afectan su calidad y generan secuelas a largo plazo. “Es el caso de la marihuana, cuyo uso continuo afecta funciones cognitivas, especialmente en la memoria, el cálculo y la abstracción. También los inhalantes, que están muy de moda. Aunque no producen la muerte, sí generan un deterioro cognitivo generalizado, no solo en algunas funciones”.

La discusión se plantea justo cuando la Alcaldía adelanta la formulación del Plan Territorial de Salud para los próximos cuatro años. Esos planes, de acuerdo con los lineamientos del Ministerio de Salud en su Plan Decenal de Salud Pública 2012-2021, tienen como objetivo la reducción del consumo.

 

Por Carlos Hernández Osorio

 

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